Queridos viejos:
Hace unas semanas anduve por la casa donde ustedes vivían, la verdad que no la conocía, pero sin embargo sentí como si ya antes hubiera estado ahí, como si juntos hubiéramos estado ahí.
En realidad, creo que en el momento que mi pie cruzó la entrada de aquel hogar, sentí que me estaban esperando con los brazos abiertos, e imagine escuchar sus voces dándome una bienvenida, con esos mismos labios que hace 30 años pronunciaban palabras en contra de los asesinos, labios que se movían comunicando al mundo que había una alternativa posible y que el capitalismo no debía vencernos.
Hay viejos, quisieron callarlos, y los asesinos creyeron que lo habían logrado, pero no..., sus palabras vuelven a nacer en las mías, en la de mis compañeros, en la del pueblo. Hoy mi garganta grita, y en ese grito también se escuchan los suyos, que reclaman esa justicia que nunca llega, esa justicia cómplice en la que nunca creímos.
Viendo algunas fotos suyas, veo sus brazos, sus manos..., ¡parecen fuertes¡, es que claro..., para mantenerse en la lucha y levantar semejantes banderas se requiere mucha fuerza.
Por eso quisieron cortarles los brazos, y también creyeron haberlo conseguido, pero de nuevo se equivocaron...En mis brazos y manos están las suyas, que también levantan la bandera de la revolución en cada acción cotidiana, al extenderlas al servicio de mis otros hermanos, de aquellos hermanos y hermanas que hoy sufren las consecuencias del individualismo, aquel que ustedes advirtieron hace ya 30 años, y que el silencio de la sociedad solo traería con el tiempo mas miseria, mas muerte.
Pero prefirieron no escucharlos y así estamos; miles y miles de niños y niñas descalzos en cada rincón de esta ciudad pidiendo una moneda para poder comer, mujeres y hombres desempleados o trabajando en condiciones de explotación, luchadores populares reprimidos o vistos por el resto de sus pares, como otro tipo de seres humanos, vistos como criminales, como terroristas.
En realidad los criminales y los terroristas son otros, son aquellos que tienen la decisión y el poder político, y no actúan, permitiendo la muerte de tantos hermanos y hermanas.
Los grandes grupos económicos que con su afán de lucro y su apetencia de riqueza, nos termina matando.
El aparato represivo del estado que vela por la seguridad del capital.
¿te acordás del no te metas? , hoy vuelve a resonar en el inconsciente, o conciente colectivo, salvo que.... les toquen los ahorros, y ahí si, con cacerolas en la mano todos y todas a la calle.
Cuanto egoísmo, cuanto individualismo, cuanta hipocresía.
Es por todo esto, que sus vidas quisieron desaparecer.
Pero los verdugos no lograran jamás que se encierre tantas victimas en las tinieblas del olvido.
Por eso sus vidas se encarnron en la mía, y ya no soy uno, ni siquiera somos dos, somos casi todo un pueblo que luchamos para que el genocidio que se inicio hace 30 años e incluso mas, llegue de una vez a su fin.
Ya no somos chicos, somos hombres y mujeres que estamos dando la batalla una, y otra, y otra vez, para lograr el modelo de país que ustedes soñaron.
Somos quienes nos indignamos día a día al ver a los genocidas actuando de manera impune, somos quienes creemos que otro mundo es posible, un mundo donde se construyan relaciones sociales a través de los lazos de solidaridad, donde se piense y se realicen practicas colectivas, donde la mujer y el hombre sean verdaderamente libres.
Y así , finalmente viejos podamos unir nuestros brazos levantando las banderas de la victoria, y nuestras voces gritaran que será así por siempre.
Hoy queridos padres a 30 años de la ultima dictadura militar no podíamos dejar de escribirles.
Sabemos que están a nuestro lado, lo sentimos, y quienes nos acompañan día a día, también lo sienten.
Estamos convencidos hoy mas que nunca que no hay que dar ni un solo paso atrás, que a pesar de los secuestros, de las amenazas que recibimos, los aprietes, y demás intimidaciones de parte de los asesinos, vamos a seguir resistiendo, por ustedes, por nosotros, por nuestros hijos y por nuestro pueblo que tanto amaron.
Hasta que cada asesino y cómplice sea castigado, hasta que cada hermano conozca su verdadera identidad , hasta que sepamos cual fue es destino de ustedes y sus compañeros, hasta que se desmantele el aparato represivo que hoy sigue intacto, hasta que se le de una solución concreta a la protesta, hasta que no tengamos ningún luchador preso, procesado o perseguido, hasta que el gatillo deje de ser fácil, hasta que las multinacionales y los grandes terratenientes devuelvan a los pueblos originarios las tierras que les corresponden.
Vamos a seguir resistiendo, vamos a seguir luchando.
Hasta la victoria queridos viejos.
Ramiro Gonzalez.
Hace unas semanas anduve por la casa donde ustedes vivían, la verdad que no la conocía, pero sin embargo sentí como si ya antes hubiera estado ahí, como si juntos hubiéramos estado ahí.
En realidad, creo que en el momento que mi pie cruzó la entrada de aquel hogar, sentí que me estaban esperando con los brazos abiertos, e imagine escuchar sus voces dándome una bienvenida, con esos mismos labios que hace 30 años pronunciaban palabras en contra de los asesinos, labios que se movían comunicando al mundo que había una alternativa posible y que el capitalismo no debía vencernos.
Hay viejos, quisieron callarlos, y los asesinos creyeron que lo habían logrado, pero no..., sus palabras vuelven a nacer en las mías, en la de mis compañeros, en la del pueblo. Hoy mi garganta grita, y en ese grito también se escuchan los suyos, que reclaman esa justicia que nunca llega, esa justicia cómplice en la que nunca creímos.
Viendo algunas fotos suyas, veo sus brazos, sus manos..., ¡parecen fuertes¡, es que claro..., para mantenerse en la lucha y levantar semejantes banderas se requiere mucha fuerza.
Por eso quisieron cortarles los brazos, y también creyeron haberlo conseguido, pero de nuevo se equivocaron...En mis brazos y manos están las suyas, que también levantan la bandera de la revolución en cada acción cotidiana, al extenderlas al servicio de mis otros hermanos, de aquellos hermanos y hermanas que hoy sufren las consecuencias del individualismo, aquel que ustedes advirtieron hace ya 30 años, y que el silencio de la sociedad solo traería con el tiempo mas miseria, mas muerte.
Pero prefirieron no escucharlos y así estamos; miles y miles de niños y niñas descalzos en cada rincón de esta ciudad pidiendo una moneda para poder comer, mujeres y hombres desempleados o trabajando en condiciones de explotación, luchadores populares reprimidos o vistos por el resto de sus pares, como otro tipo de seres humanos, vistos como criminales, como terroristas.
En realidad los criminales y los terroristas son otros, son aquellos que tienen la decisión y el poder político, y no actúan, permitiendo la muerte de tantos hermanos y hermanas.
Los grandes grupos económicos que con su afán de lucro y su apetencia de riqueza, nos termina matando.
El aparato represivo del estado que vela por la seguridad del capital.
¿te acordás del no te metas? , hoy vuelve a resonar en el inconsciente, o conciente colectivo, salvo que.... les toquen los ahorros, y ahí si, con cacerolas en la mano todos y todas a la calle.
Cuanto egoísmo, cuanto individualismo, cuanta hipocresía.
Es por todo esto, que sus vidas quisieron desaparecer.
Pero los verdugos no lograran jamás que se encierre tantas victimas en las tinieblas del olvido.
Por eso sus vidas se encarnron en la mía, y ya no soy uno, ni siquiera somos dos, somos casi todo un pueblo que luchamos para que el genocidio que se inicio hace 30 años e incluso mas, llegue de una vez a su fin.
Ya no somos chicos, somos hombres y mujeres que estamos dando la batalla una, y otra, y otra vez, para lograr el modelo de país que ustedes soñaron.
Somos quienes nos indignamos día a día al ver a los genocidas actuando de manera impune, somos quienes creemos que otro mundo es posible, un mundo donde se construyan relaciones sociales a través de los lazos de solidaridad, donde se piense y se realicen practicas colectivas, donde la mujer y el hombre sean verdaderamente libres.
Y así , finalmente viejos podamos unir nuestros brazos levantando las banderas de la victoria, y nuestras voces gritaran que será así por siempre.
Hoy queridos padres a 30 años de la ultima dictadura militar no podíamos dejar de escribirles.
Sabemos que están a nuestro lado, lo sentimos, y quienes nos acompañan día a día, también lo sienten.
Estamos convencidos hoy mas que nunca que no hay que dar ni un solo paso atrás, que a pesar de los secuestros, de las amenazas que recibimos, los aprietes, y demás intimidaciones de parte de los asesinos, vamos a seguir resistiendo, por ustedes, por nosotros, por nuestros hijos y por nuestro pueblo que tanto amaron.
Hasta que cada asesino y cómplice sea castigado, hasta que cada hermano conozca su verdadera identidad , hasta que sepamos cual fue es destino de ustedes y sus compañeros, hasta que se desmantele el aparato represivo que hoy sigue intacto, hasta que se le de una solución concreta a la protesta, hasta que no tengamos ningún luchador preso, procesado o perseguido, hasta que el gatillo deje de ser fácil, hasta que las multinacionales y los grandes terratenientes devuelvan a los pueblos originarios las tierras que les corresponden.
Vamos a seguir resistiendo, vamos a seguir luchando.
Hasta la victoria queridos viejos.
Ramiro Gonzalez.
HIJOS
NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS.
REIVINDICAMOS LA LUCHA REVOLUCIONARIA DE NUESTROS PADRES Y SUS COMPAÑEROS.
CASTIGO POPULAR A LOS ASESINOS DEL PUEBLO
30000 COMPAÑEROS DETENIDOS DESAPARECIDOS PRESENTES
AHORA Y SIEMPRE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario